Quien dijo que yo estaba preparada para eso. Ni siquiera me animo a asegurar que lo hice, prefiero pensar que fue un devenir inevitable de tu tratamiento para el dolor. Quien nos puso en esa situación, con tu bebe recién nacido, tus mamas lactantes, agonizando en la tortura de metástasis generalizadas.
Madre de madres, madre tierra, mujer eterna, brillo permanente en mis pensamientos... Te deje ir en paz? Nunca pude creer en ningún dios, pero algunos abismos del infierno me acercaron bastante. Por qué no me anime a acompañarte más, a conocerte más. Como podría haberte conocido más e inyectar el fuerte sedante.
Por qué no me anime a gozar con el sensual placer de tu relajación, con esa reconexión ínfima con tu humanidad perdida. Por qué, si se que me lo pediste a gritos, siento culpa. Por qué sigo pensando que te quite la vida y no que te ayude.
Por qué, aunque sostuve tu mano, tú me la soltaste.
Comments
No comments yet. Be the first to react!