The office spring season

Ingresé al palier con un entusiasmo extraño, otra vez era reunión con los del staff. Aproveché mis buenos ánimos para halagar a cuanto quien se me cruzara. Suelo aprovechar este estado en el que actúo desde un lado genuino para decirle cosas lindas a los demás, admito que es un estado al que me cuesta llegar aunque quisiera. Ingresé al salón y noté que Fernando, con quien siempre tuve un vínculo de pocas palabras, o mejor dicho quien siempre me ignoró, me hizo un comentario de lo bien que estaba de pelo. No sé por qué motivo le mentí, me salió por default. Le dije que debía ser por el clima poco húmedo, aunque la verdad es que ese día me desperté media hora antes para hacerme el brushing. Paola “seño fruncido” como solía llamarla para mis adentros estaba risueña como si se hubiese fumado un porro. Me llamó la atención su escote. - Buenas tetas, pensé. Bueno, en verdad no solo lo pensé, lo pensé y se lo dije porque estaba en modo halago. Sé que le gustó que se lo dijera y ademas que todos lo escucharan. Pablo cayó con un six pack de birras de las que emulan ser de tipo artesanal. Eran las once de la mañana de un lunes y en poco menos de transcurridos 20 minutos las liquidamos todas. Pedimos un Rappi que caería más tarde con otra tanda. El clima en la ofi estaba especialmente distendido como hubiésemos querido que este todo el año. La birra empezó a pegar de forma sutil acompañado con comentarios subidos de tono y miradas más prolongadas que de costumbre. Luego de un comentario tirotero de Martin hacia Rocío que acaparó la atención de todos, Gustavo, quién siempre tiene algo para acotar exclamó: “¡La primavera la sangre altera, dice el refrán!” Ahí fue cuando caí en la cuenta que la meteorología confortable, el aumento de exposición solar y el calor operaban de forma inversamente proporcional a la cantidad de ropa. Calor, sudor, feromonas, incremento de la libido, endorfinas, quilombo. Comprendí que el calor lo magnifica todo. Ya no era más Paola “seño fruncido”, ahora era Paola “buena tetas”. Al salir de la reunión me percaté inmediatamente del bombardeo publicitario de las marcas de preservativos, estos pícaros del marketing pensé esbozando una sonrisa soberbia, seguí la caminata profundizando, mono temática. Caer en la cuenta que nací en julio, me hizo pensar que los pícaros no eran solo los genios del MKT. De forma inconsciente para distraerme de esos pensamientos palpé el celular en el pantalón y lo saqué del bolsillo para escribirle, ya me había escrito.