Su nombre era reconocido en el mercado. Una persona con las que aspiraba trabajar. Con honorarios altos, pero con garantía de calidad.
Poco a poco fuimos construyendo el vinculo. Daba lo que prometía, al menos desde la perspectiva de una clienta con mediana experiencia. Era generosa, divertida, avasallante hasta la asfixia. Impetuosa. Profunda. Particular.
Para ilustrar su nivel de iniciativa, contaba que en menos de 24 horas de haber llegado a Israel, con 21 años y su futuro ex esposo, ya había conseguido un lugar donde vivir y una entrevista de trabajo, mientras él apenas si había abierto la valija conmocionado por el viaje y la distancia.
Extrovertida en grado máximo. En una fría noche de agosto de 1987, testigos ocasionales vieron por la Avenida del Libertador, cerca de plaza Alemania, como una novia radiante, emergía envuelta en tules y volados a través del techo corredizo del coche nupcial, saludando cual reina de la primavera recién ungida. Así era ella.
Cuando contó que su único hijo varón, se había puesto de novio, temí por la nuera. Era mas inteligente que eso. Su valor por la familia, en el sentido mas absoluto del concepto estaba por encima de cualquier mezquindad.
No sé si era linda para los cánones tradicionales, pero si sensual y atractiva, con voz de cantante de bolero. Le gustaban los hombres más jóvenes. Una depredadora dirían en broma. Quizás no tanto. Fue divertido ver sus artilugios de seducción en pleno vuelo de regreso desde Córdoba. Toda una estratega. Me provocaba una mezcla de admiración y vergüenza ajena.
Era efectiva. Fue una de las primeras mujeres que no dudaba en hablar de plata y negociar su tarifa profesional sin pudor y con vehemencia. Era de los más caras del mercado. Sin duda valía cada centavo que cobraba. Aprendi de ella mas de lo que me pudo enseñar. Y eso no tiene precio.
Comments
No comments yet. Be the first to react!