Es reconfortante despertarme entre su piel suave, no puedo pedir más, es divertida y esta buena, pero se está sintiendo demasiado cómoda. Como muchos domingos desayunamos en el balcón, y charlamos hasta pasado el mediodía. Se notaba que quería que me quede, pero no quería sentir el compromiso de pasar el día con ella. Sentía la necesidad imperiosa de volver a mi casa, no sabía bien porque, no tenía nada que hacer, pero quería irme de ese lugar.
Ya se Mariano lo que me vas a decir, pero no estoy convencido. Hay una pendeja en el curso de oratoria que esta buena y me tira onda, la veo más libre como yo, me entiende. María es más cuadrada y rompe pelotas.
Al final no me pude escapar rápido y me tuve que quedar, salimos a caminar como una pareja de viejos. Cuando volvimos al departamento a buscar mis cosas para finalmente irme, nos volvimos a revolcar… no puedo con ese cuerpito y olorcito. Por suerte me pude ir después.
No se que hacer, Mariano, la quiero dejar de ver, pero termino viéndola día por medio. Creo que no me entiende, ni que fuera rusa. Me re calienta, obvio, pero alto embole. Ya está, no la veo más, así tengo más tiempo de conocer a otras. En realidad, necesito un tiempo para mi mismo y centrarme, siempre de mina en mina, y nunca tranca. Voy a usar un tiempo para mí, sin tanto boludeo.
Es muy densa, no sé que quiere. Desde que me dejo el cepillo de dientes, no la invite más a mi casa y voy a la de ella. Pero la sigo viendo, me calienta mucho, quiero bañarla y enjugarla, y volverla a bañar , también abrazarla. Si, me tengo que centrar, no la veo más. Sigo con la mía ¡YA ESTA! Mañana invito a la pendeja.
No, el sábado no puedo salgo con María.
Comments
No comments yet. Be the first to react!