Cuando quedé fuera del cuento…

Recuerdos de Amerita - la década apagada (07.10.2020 Consigna #1)

Me acuerdo que escribía con frecuencia

Me acuerdo que enjugaba las lágrimas y las muy caprichosas salían convertidas en palabras

Me acuerdo que después de cada texto igual sentía alivio; y registraba el aire que entraba por la chimenea de la salamandra

Me acuerdo que Zenón miraba fijo desde afuera como sintiendo mi ánimo pesado, ladeaba la cabeza y esperaba… yo me daba cuenta porque sus ojos brillaban en la oscuridad, a la altura de la bomba de agua, haciendo contraste con la noche oscura que no dejaba distinguir su pelaje

Me acuerdo que lo que si se distinguía era su bravura, al menos eso creía cada desconocido que llegaba, y preguntaba: “Muerde?”

Me acuerdo que algunos hasta pedían que lo atase

Me acuerdo que a la noche la leña ardía, ¡tanto! que además de dar calor al ambiente, se armaba una danza de colores y figuras, lo cual hacía casi imposible quitar la vista de encima

Me acuerdo que costaba retirarme y me acuerdo que prometía con cada pitada que era el último cigarro, y también que al otro día no fumaría más

Me acuerdo que aún no sabía que mirar el fuego y disfrutarlo, es al final otra forma de meditación

Me acuerdo que en ese escenario fue donde surgieron algunos de mis mejores textos Me acuerdo que en su mayoría eran tristes… y me acuerdo que, por eso, no los compartía con mi padre (como ahora)

Me acuerdo, en realidad, que casi no los compartía

Me acuerdo la copa de vino

Me acuerdo que escribí un relato donde me daba cuenta que de tanto recordar ya no me acordaba

Me acuerdo que otras noches tocaba la guitarra y entonaba, sin entonar, las mismas letras con los mismos acordes y acompañaba con dos clases de rasguidos

Me acuerdo que las partituras eran de dos clases ya que solo sabía leer los pentagramas en esos dos estilos, solo por gusto y por encontrar facilidad en el autoaprendizaje

Me acuerdo que jamás aprendí a cantar

Me acuerdo como reía

Me acuerdo que eran 300 metros de rally entrar y salir cada vez que diluviaba

Me acuerdo que otras veces los 300 metros, se hacían 100 más cuneta y ahí quedaba la camioneta hasta que algún buen paisano ofrecía meterse hasta las rodillas en el lodo

Me acuerdo que otro pasatiempo era la cosecha de moras, Lola rescataba algunas al vuelo o se ponía en dos patas y me miraba con tal dulzura, que no me quedaba otra que premiarla Me acuerdo que su lengua y parte de la abertura de su boca se teñían de color a remolacha, y me acuerdo, además, que como fue una de esas caninas que se ríen de un solo lado, tirada vientre arriba y arrugando sus manitas como pidiendo perdón, a sabiendas de haberse mandando una macana, mostraba sus encías y dientes amarillos de una tonalidad más fucsia que el pintalabios de la hija de la vecina cuando jugaban con su prima a la peluquería

Me acuerdo que después hacía dulce de mora, y le puse el nombre de la tierra donde las cosechaba

Me acuerdo que el nombre también había sido creado, cual bautizo; y que esa casa y esa tierra (y yo misma) le hicimos honor, aunque haya cambiado su propósito y yo también haya cambiado