El pantano de medianoche

El barro se escurría dentro de las botas y los pies desnudos empezaban a enfriarse. Primero el derecho, se hundió tanto que la tierra húmeda le había llegado hasta el dobladillo de la pollera. Luego el izquierdo, que en un paso tan largo como queriendo llegar al mañana se resbaló en un liquen sobreviviente de algún tiempo en donde el verde habitaba el pantano.
El ambiente era tan espeso que a veces sentía que no podía ver mas allá de la punta de la nariz. Los sonidos confundían su mente, el hambre no le dejaba pensar, aunque más que pensar lo único que podía hacer era poner un pie sobre el otro. Recordó su niñez, recordón un lugar al que había ido con sus padres. Ella era chica, su hermano recién nacido y lo recuerda como su último día feliz. Con esos pensamientos se distrajo un rato y logró avanzar un trecho más, Se detuvo a juntar fuerzas hasta que lo vio, de frente. Estaba de espaldas, con una mano apoyada sobre un árbol. Los rayos le iluminaban la espalda y el pelo rubio y espeso. Como acercarse? Que decirle? Necesitaba su ayuda, pero no quería deber un favor, no quería depender del futuro. Tampoco tenía muchas posibilidades, sabía sin querer reconocerlo que de seguir sola, nunca llegaría a destino y se convertiría en parte de ese lugar perdido en el tiempo. Siguió caminando hacia él, sin pensar. Mirándolo fijamente. Armaba todo para hacer un fuego, movió su mano izquierda como un movimiento coreográfico y una bola de fuego bajó lentamente a la madera apilada. No tenía sentido seguir así, solo podía seguirlo, le guste o no. Tenía sentido? No sabía que estaba haciendo, pero sabía que quería seguir buscándolo a él y al rayo de sol. El rayo permitía seguir un poco más de tiempo al menos con un paso firme. y glup, se hundió de golpe, sin aviso, sin dejar rastro alguno, como si nunca hubiera existido. Era tan espeso el interior que parecía que se lo hubieran tragado. Gritos a distancia que buscaban sonoramente a la no figura. incesantes, luego casi asonoros, hasta enmudecer. Se había ido para siempre de este mundo. En una carta en 1968 wish. lex barr escribió: " Como todos los resultados han arrojado hasta el momento hay argumentos válidos para sostener que existe un mundo inexplorado debajo de los campos de barro de Ucrania, y luego de varios fracasos pudimos a través de frecuencias de radio ultrasónicas dar con una mujer campesina que, según sus declaraciones había sido tragada en el septiembre del año 1932.